lunes, 26 de enero de 2015

La saliva de 2.000 adolescentes españoles, a examen

El Centro de Regulación Genómica lanza un estudio sobre el microbioma bucal y su posible relación con el estilo de vida

Los impulsores de ‘Saca la lengua’ destacan el interés científico y divulgativo


El estudio contará con la participación de 2.000 alumnos de 3º de la ESO.
“¡Qué asco!” exclaman Marta, Helena, Andrea y Paula al cerciorarse del inquilino que flota en los tubos donde acaban de escupir su propia saliva después de desayunar. Estas chicas de 15 años han hecho lo mismo dos horas antes, en ayunas.
Científicos del Centro de Regulación Genómica (CRG) y responsables de la Obra Social La Caixa han presentado esta mañana en CosmoCaixa Barcelona el proyecto Saca la lengua, que analizará las bacterias y los hongos del microbioma bucal de 2.000 adolescentes españoles de 3º de la ESO.
En marzo, Luis Bejarano, investigador del CRG, recorrerá 7.000 kilómetros en una furgoneta tuneada para la ocasión para recoger muestras en 40 institutos de toda la península. “Bocabús”, la llama Luis Serrano, director de este centro de excelencia Severo Ochoa. Bejarano centrifugará tubos llenos de saliva para obtener los microorganismos que se hunden hasta el fondo, como el poso del vino.
“Como científico me siento muy ilusionado de participar en un proyecto de ciencia ciudadana y no estar encerrado en mi torre de marfil”, confiesa Toni Gabaldón, coordinador del estudio y jefe delgrupo de genómica comparativa del CRG.
Me siento muy ilusionado de participar en un proyecto de ciencia ciudadana y no estar encerrado en mi torre de marfil”
El estudio diferenciará la calidad de la saliva en función de si el adolescente vive en un ambiente urbano o rural, y también explorará las diferencias socioeconómicas que existen entre barrios de una misma ciudad, como Barcelona o Madrid. Los científicos del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental, vecinos del CRG en el Parque de Investigación Biomédica de Barcelona, han asesorado a Gabaldón a la hora de diseñar el cuestionario sobre los hábitos de higiene y alimentarios, y el historial clínico para completar el estudio con datos epidemiológicos.
Obsesión por los microorganismos
Las bacterias son una de las obsesiones actuales de los científicos que escudriñan intestinos, ombligos y vaginas para analizar su composición, y averiguar la relación que establecen con las células del cuerpo humano, que conviven en minoría. Por cada célula humana residen diez bacterias en nuestro organismo.
“El microbioma es una parte importante de nuestra salud y enfermedad”, asegura Gabaldón. El científico destaca las aplicaciones de sus resultados en el diagnóstico y tratamiento de patologías bucales, como la caries o la gingivitis.
A nivel mundial hay muchos centros de investigación dedicados a este campo. El Proyecto del Microbioma Humano tiene una base de datos sobre el microbioma oral humano. Y hasta se conoce la flora microbiana de la cavidad oral de nuestros antepasados, publicados el año pasado en Nature Genetics, en los que participaron investigadores de la Universidad de Valencia.
“La diferencia de nuestro proyecto es el tamaño de la muestra, la franja de edad de los individuos y el interés científico por los hongos”, destaca Gabaldón. Estos microorganismos son menos abundantes que las bacterias, y su genoma está protegido por una pared celular que hay que romper para extraerlo. “Vamos a ver si hay relación entre bacterias y hongos”, promete el científico.
Los trabajos publicados hasta ahora sobre hongos bucales son escasos. Uno de los estudios más populares sobre el tema, publicado en PLoS Pathogens en 2010, tan solo analiza la boca de 20 sujetos sanos. La especie Candida es la más frecuente, según sus resultados, y está presente en el 75% de los individuos.
Por cada célula humana residen diez bacterias en nuestro organismo
“El papel de la microbiota fúngica en la cavidad oral es en gran parte desconocida (…) y se necesitan realizar estudios clínicos longitudinales”, asegura Patricia I. Díaz, investigadora de la Universidad de Connecticut (EE UU), en un artículo publicado el año pasado en Frontiers in Celullar and Infection Microbiology.
El estudio liderado por el CRG, presentado hoy en Barcelona, presume del “poder estadístico” para obtener relaciones y correlaciones. “La boca es el punto de entrada al sistema digestivo y también está en contacto con las vías aéreas por donde entran muchos microorganismos”, comenta Gabaldón que a su vez intuye “el efecto barrera para la internalización de bacterias” que supone la flora salival.
La "estimulante" ciencia
La implicación de los ciudadanos en proyectos científicos no es algo nuevo, pero Saca la lengua es la primera experiencia de ciencia ciudadana liderada por el CRG. “Esperamos estimular gente joven y ayudar a cambiar el modelo económico de este país basado en el ladrillo”, denuncia Serrano.
Por su parte Anna Viladrich, profesora de las cuatro chicas que hoy donaban su saliva a la ciencia coincidía en resaltar el interés educativo del proyecto, que pilla a los alumnos a menos de dos años de acabar la enseñanza obligatoria: “La ciencia es una profesión que pueden desarrollar en el futuro, no sólo se hace en el laboratorio, puede ser estimulante y se lo pueden pasar muy bien”, comenta.
Una vez hayan recogido todas las muestras, los datos estarán a disposición de los participantes. A partir de septiembre, Saca la lenguapropondrá un concurso para retar los adolescentes a identificar baterías y hongos en la muestra, así como extraer conclusiones cruzando datos genéticos y ambientales.
“Los Rolling Stones estarían orgullosos de nosotros”, bromea Lluís Noguera, director de CosmoCaixa Barcelona, sobre el proyecto.

viernes, 23 de enero de 2015

España ha perdido 11.000 investigadores desde 2010

El gasto en I+D en 2013 se redujo un 2,8%, hasta los 13.012 millones de euros

Es la cifra más baja desde 2006, según datos del INE


Dos investigadores en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa. / ULY MARTÍN

El colectivo de investigadores en España representaba a 123.224 personas con jornada completa en 2013, lo que supone 11.429 menos que en 2010 (un descenso del 8,5%), cuando el sector de Investigación y Desarrollo (I+D) alcanzó el techo en cuanto a gasto y personal dedicado a estas actividades.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó este miércoles los últimos datos disponibles, correspondientes a 2013, que son definitivos después de dar a conocer cifras provisionales el pasado mes de noviembre.
Así, la I+D española emplea a 123.224 personas en equivalencia a jornada completa, una cifra que se sitúa a niveles de 2007, cuando en España había 122.625 investigadores a tiempo completo. Posteriormente, el colectivo ascendió a 130.966 en 2008, 133.803 en 2009 y 134.653 en 2010, para iniciar entonces una progresiva caída: 130.235 en 2011, 126.777 en 2012 y 123.224 en 2013.
Además, un total de 203.302 personas se dedicaron a actividades de I+D con jornada completa en 2013, cuando el año anterior eran 208.831. Para encontrar una cifra similar hay que remontarse también a 2007 (201.109).
Las mujeres representaron un 40,2% del personal de I+D a tiempo completo en 2013. Los porcentajes más elevados de participación femenina se dieron en las instituciones privadas sin fines de lucro (56,4%) y en la administración pública (51,4%), por delante de la enseñanza superior (44,6%) y las empresas (31,3%).

Un 1,24% del PIB

El gasto total en I+D en 2013 ascendió a 13.012 millones de euros, lo que significa un descenso del 2,8% respecto a los 13.392 millones del año anterior y la cifra más baja desde 2006. El gasto español en I+D llegó a su mejor año en 2010 (14.588 millones), después de aumentar paulatinamente desde los 11.815 de 2006, los 13.342 de 2007, los 14.701 de 2008 y los 14.582 de 2009. A partir de entonces, se ha producido un lento descenso: 14.184 millones en 2011, 13.392 en 2012 y 13.012 en 2013.
El gasto de 2013 representó el 1,24% del Producto Interior Bruto (PIB), frente al 1,30% de 2012 y el 1,39% de 2010. La media de la UE ronda el 2%.
Por sectores, el sector de las empresas representó el mayor porcentaje de gasto total en I+D, con un 53,1% (lo que significó el 0,66% del PIB), seguido de la enseñanza superior, con un 28% del gasto total (0,35%); la administración pública, con un 18,7% (0,23%), y las instituciones privadas sin fines de lucro, con un 0,2%.
En 2013, las actividades de I+D se financiaron, principalmente, por las empresas (46,3%) y las administraciones públicas (41,6%). Los fondos procedentes del extranjero (7,4%), de las universidades (4,1%) y de las instituciones privadas sin fines de lucro (0,6%) completaron la financiación.

Extremadura, única que crece

Las dos únicas comunidades autónomas que no retrocedieron en el gasto en I+D en 2013 fueron Extremadura (+0,9%) y Comunidad de Madrid (0%), en tanto que Castilla y León (-14,0%), Cantabria (-12,8%) y Castilla-La Mancha (-12,6%) registraron los mayores descensos.
Las regiones con mayor porcentaje de gasto en actividades de I+D sobre el PIB en 2013 fueron País Vasco (2,09%), Navarra (1,79%), Comunidad de Madrid (1,75%) y Cataluña (1,50%), mientras que las que menos dedicaron fueron Baleares (0,33%), Canarias (0,50%) y Castilla-La Mancha (0,53%).


viernes, 9 de enero de 2015

1º BACHILLERATO. LA NUTRICIÓN DE LOS ANIMALES: APARATO DIGESTIVO

Una nueva técnica amplía el arsenal contra las superbacterias

Un equipo internacional de científicos descubre un nuevo antibiótico que combate bacterias como las que provocan la diarrea o el ántrax

En amarillo, la bacteria 'Staphylococcus aureus' escapa de un glóbulo blanco / NIAID
Desde los años 40, la introducción de antibióticos como la penicilina, permitió curar infecciones que ahora son amenazas leves y antes podían resultar mortales. Desde entonces y hasta los años sesenta, se descubrieron la mayor parte de estos medicamentos que situaron a los humanos en una ventajosa posición en su guerra contra las bacterias dañinas. Sin embargo, las tornas parecen haber cambiado. En los últimos tiempos, el arsenal contra los microorganismos patógenos se ha estancado y las bacterias han desarrollado resistencias ante los antibióticos existentes.
Según cuenta esta semana en la revista Nature Gerard Wright, investigador de la Universidad McMaster, de Canadá, uno de los motivos para este estancamiento es la falta de interés de la industria farmacéutica. Esto se debe a que, en un trabajo que necesita una gran inversión, como la búsqueda de nuevos medicamentos, la impredecible aparición de resistencias no permite saber si se va a poder recuperar el dinero antes de que la adaptación de las bacterias haga inútil el antibiótico.
Otro de los factores que está dando espacio para que muchas bacterias vuelvan a ser peligrosas es el agotamiento de los caladeros en los que los microbiólogos han pescado la mayor parte de los antibacterianos. Entre 1940 y 1960, la edad dorada de los antibióticos, las bacterias del suelo y algunos hongos fueron testados para observar su capacidad para producir compuestos letales para bacterias causantes de enfermedades. Sin embargo, en los últimos años, estas técnicas no han detectado nuevos antibióticos y la posibilidad de crear antibióticos sintéticos para sustituir los cosechados de la naturaleza tampoco ha tenido mucho éxito.
La OMS advirtió de que la resistencia microbiana pone en peligro los logros de la medicina moderna
Esta semana, también en Nature, un equipo de científicos liderado por Losee Ling, de la compañía biotecnológica estadounidense NovoBiotic Pharmaceuticals, ha presentado una nueva tecnología que puede ampliar el espacio de búsqueda de antibióticos. Hasta ahora, el número de especies que se pueden cultivar en laboratorio suponen solo un pequeño porcentaje de todas las que se pueden encontrar en el suelo. Para superar ese problema, los investigadores emplearon unas membranas semipermeables en las que podían introducir las bacterias para tenerlas en un entorno controlado, manteniéndolas al mismo tiempo en contacto con su entorno natural para que se desarrollen normalmente.
Tras analizar 10.000 cepas de bacterias, y ver su actividad antimicrobiana frente a la bacteria Staphylococcus aureus, responsable de enfermedades como la conjuntivitis o la meningitis, encontraron una interesante. La bacteria Eleftheria terrae producía un compuesto, la teixobactina, que mostró sus virtudes antibióticas contra patógenos como Clostridium difficile, causante de diarreas, oBacillus anthracis, que provoca el ántrax. Después, se probó, con éxito, la efectividad de la teixobactina para combatir infecciones en ratones. Además, los investigadores no observaron la aparición de resistencias significativas ante el compuesto.
La nueva tecnología permite cultivar bacterias que antes no se podían aprovechar al no crecer en laboratorio
“Lo más interesante es que esta metodología permite aprovechar bacterias que habitualmente no se conseguirían cultivar y amplía mucho el rango de especies que se pueden utilizar para buscar antibióticos”, explica Jesús Mingorace, investigador del Instituto de Investigación Hospital Universitario La Paz (Idipaz). Sobre el descubrimiento particular de la teixobactina, Mingorace señala que se trata de un tipo de antibiótico que ataca a un tipo de bacterias denominado Gram positivo, con una sola membrana de protección y más fáciles de atacar. “Lo que ahora se busca más son mecanismos contra bacterias Gram negativas, que tienen una membrana doble que muchas moléculas no logran penetrar y en las que aparecen más resistencias”, añade.
Por ahora, el problema de las superbacterias afecta principalmente en el entorno hospitalario, donde aparecen resistencias múltiples a los antibióticos y producen infecciones a personas que sufren otras enfermedades y tienen menos recursos para combatirlas. Fuera de los hospitales, salvo casos excepcionales como algunas infecciones de orina, no suponen un problema crítico. No obstante, en un informepresentado en abril del año pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advertía de que el problema de la resistencia microbiana es tan grave “que pone en peligro los logros de la medicina moderna”. La nueva tecnología para mejorar la búsqueda de antibióticos presentada hoy puede ser una herramienta para hacer frente a ese riesgo.

Un fármaco contra la incontinencia activa a la grasa buena que adelgaza

El medicamento, en dosis cuatro veces más bajas, se usa para tratar el síndrome de vejiga hiperactiva

Hasta ahora solo se había logrado el efecto 'quemagrasa' de este tejido adiposo en personas sometiéndolas a frío

Un hombre obeso, en una céntrica calle de Londres. / REUTERS
Hasta el momento, las propiedades adelgazantes de la grasa parda, el tejido adiposo bueno que reduce los depósitos de la grasa mala y quema calorías, solo se habían logrado activar en las personas de una única manera (y de difícil aplicación en la práctica clínica): sometiéndolas a ambientes con bajas temperaturas. Un trabajo que publica la revista Cell Metabolism describe cómo también se puede despertar este mecanismo mediante la administración de un fármaco, el mirabegron, que se emplea para tratar una patología tan alejada de la obesidad o el sobrepeso como la incontinencia urinaria (síndrome de vejiga hiperactiva).
El trabajo lo ha dirigido Aaron Cypress desde el Joslin Diabetes Center de Boston, la mayor institución de investigación sobre esta enfermedad metabólica del mundo. “Hemos demostrado que una dosis de mirabegron estimula el tejido adiposo marrón de forma que consume glucosa y quema calorías”, explica este especialista en obesidad y grasa parda.
Los investigadores del equipo de Cypress plantean que medicamentos como este podrían convertirse en futuros tratamientos contra la obesidad, aunque Francesc Villarroya, del Centro de Investigación en Red (Ciber) de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición se muestra más cauto, ya que el mirabegron tiene un mecanismo de acción poco específico y presenta contraindicaciones que pueden ser relevantes, especialmente con las altas dosis (cuatro veces más de lo normal) administradas en este trabajo. El fármaco puede provocar alteraciones en el sistema cardiovascular, lo que resulta un serio inconveniente para la población a la que se dirige, las personas con obesidad, ya que entre ellas es frecuente padecer este tipo de problemas de salud (hipertensión, por ejemplo). En todo caso, Villarroya, autor de distintos artículos sobre este tejido, reconoce la importancia del trabajo al demostrar en humanos una vía de activación de la grasa parda.
La grasa buena -llamada también parda, gris o marrón por la tonalidad oscura que le da la abundancia de mitocondrias- se ha convertido en una de las grandes esperanzas en la búsqueda de un aliado contra la epidemia de obesidad y es un campo de estudio en plena ebullición. Numerosos grupos de investigación están centrando sus esfuerzos en el estudio del tejido adiposo marrón, alentados por el interés que despierta en la industria farmacéutica encontrar un interruptor molecular (en forma de medicamento eficaz, por ejemplo) capaz de despertar a voluntad la actividad de este tejido adelgazante. Resultado de ello son la sucesión de trabajos sobre esta materia, como el de Cypress -que ahora trabaja en el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de EE UU-  o el publicado hace unas semanas por un grupo de Dinamarcaque identificó el papel de un gen en la transformación de la grasa mala en la buena.
Estudios previos ya habían advertido la relación que existe entre algunos mensajeros químicos (como las catecolaminas, un grupo de hormonas entre las que está la adrenalina o la dopamina) y la activación de la grasa parda. Lo hacen al dirigirse a determinados receptores que se encuentran en este tejido adiposo (el receptor adrenérgico beta 3). Pero estos receptores, (relacionados con el sistema nervioso simpático) también se encuentran en otros tejidos, entre ellos la vejiga, donde actúan sobre la relajación de este órgano. El mirabegron se dirige a estos receptores para combatir la incontinencia, por lo que los investigadores se preguntaron si el fármaco también se podría emplear para bajar de peso.
El valor del hallazgo es más conceptual que clínico: el fármaco provoca alteraciones cardiovasculares, lo que resulta un  inconveniente para la población a la que se dirige, las personas con obesidad
Para comprobarlo administraron a 12 personas sanas y jóvenes una dosis de 200 miligramos del fármaco (frente a los 50 autorizados para tratar la incontinencia). El aumento de consumo energético fue de 200 calorías diarias, lo que confirmó sus propiedades adelgazantes. “Aunque conceptualmente era esperable, es interesante comprobar que efectivamente el fármaco estimula el efecto quemagrasa”, comenta Villarroya. Este investigador, sin embargo, destaca que sería interesante observar si en dosis moderadas como las autorizadas también mantiene estas propiedades, ya que es esta la administración que se considera de seguridad para los pacientes. También habría que observar si, junto con lo observado en el estudio al tratar a personas sanas y jóvenes, se producen los mismos efectos en pacientes obesos. 
En todo caso, incluso al administrarse con dosis inferiores (50 gramos), la ficha técnica del medicamento advierte del riesgo de taquicardia. A ello se refiere Villarroya cuando insiste en que tanto esta vía para despertar la actividad de la grasa parda como otras ensayadas en experimentos previos (en cultivos celulares o ratones) no son lo suficientemente específicas como para dirigirse sólo a la activación de este tejido que consume calorías sin interferir en ningún otro aspecto del metabolismo humano (ya sea el ritmo cardiaco u otros). Por ello, el objetivo ideal es encontrar el interruptor que solo active el mecanismo adelgazante sin provocar daños colaterales. En ello están los investigadores.

Explican por qué el frío puede hacer que aumenten los catarros

Las bajas temperaturas en la nariz debilitan el sistema inmune, que no responde con la misma eficacia ante la infección de un virus que provoca el resfriado

Imagen de un rinovirus. / WIKIMEDIA COMMONS
El frío favorece los catarros. Aunque con frecuencia la ciencia le enmienda la plana a la sabiduría popular, en este caso parece que le da la razón. Un estudio que se publica en la revista PNAS indica que el rinovirus, principal responsable de los resfriados, se reproduce mejor en el ambiente más fresco de la nariz que a la temperatura superior de los pulmones.
Pese a que con frecuencia se afirmaque la evidente relación entre catarros e invierno se debe a que la gente convive más tiempo en espacios cerrados o a que los centros educativos están abiertos, incrementando las posibilidades de infección, los científicos conocen desde hace tiempo que al rinovirus le gusta el frío. Sin embargo, hasta ahora se había tratado de estudiar la relación entre la temperatura corporal y la capacidad reproductiva del virus. En este último trabajo, investigadores de la Universidad de Yale (EE UU) analizaron cómo afectaba la temperatura al sistema inmune y a su capacidad para rechazar la invasión vírica.
Para comprobar su hipótesis, los científicos tomaron células de las fosas nasales de ratones y compararon la respuesta inmune ante el rinovirus poniéndolas a 37 grados, la temperatura de los pulmones, y a 33, la de las fosas nasales. En el primer caso, se observó que la respuesta antiviral era más intensa que en el segundo, apoyando así la idea de que es el efecto del frío sobre el sistema inmune lo que favorece la aparición de más resfriados con bajas temperaturas.
Con el fin de observar si los cambios de temperatura fortalecían o debilitaban el sistema inmune y no al virus, pusieron a prueba la capacidad del rinovirus para replicarse en células de las fosas nasales con una deficiencia genética en los sensores del sistema inmune responsables de detectar el virus y preparar la defensa ante la invasión. En ese caso, los virus fueron capaces de reproducirse a un ritmo mucho más elevado, también a 37 grados.
Estos resultados se suman a otros anteriores, como el realizado por científicos del Hospital Monte Sinaí en 2007, en el que mostraron que el virus de la gripe, que también ataca más en invierno, se ve beneficiado por las bajas temperaturas. En aquel caso, vieron que el aire frío y seco del invierno permite que el influenzavirus sobreviva durante más tiempo y dificulta que la mucosidad de las fosas nasales lo limpie.