jueves, 10 de diciembre de 2015

Este virus podría curarte

La industria biotecnológica empieza a probar terapias basadas en fagos, los virus que atacan a las bacterias

Recreacíón de un bacteriófago
Recreacíón de un bacteriófago. / SCIEPRO (GETTY IMAGES / SCIENCE PHOTO LIBRARY RF)
  • r
Con la importante excepción del jabón de manos, las grandes herramientas de la medicina contra las infecciones bacterianas son obra de la madre naturaleza. Los antibióticos son una invención de los hongos para protegerse de las bacterias, y de ahí que Fleming los descubriera en el moho del pan. Pero fue precisamente el gran empuje de los antibióticos a mediados del siglo XX el que condenó al olvido un descubrimiento anterior, igualmente natural y al menos igual de prometedor: los virus bacteriófagos (o fagos, para abreviar) que se ganan la vida atacando a las bacterias. Las crecientes resistencias a los antibióticos los han traído ahora de vuelta.

Se están abriendo camino otros enfoques que no se basan en los fagos completos, sino en algunos de sus componentes aislados, como las lisinas y las tailocinas
Este año se ha celebrado en Washington la primera gran conferencia sobre terapias antibacterianas basadas no en antibióticos, sino en los fagos, los virus naturales que atacan a las bacterias, organizada por el Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID en sus siglas inglesas), uno de los poderososInstitutos Nacionales de Investigación (NIH) de Estados Unidos. Las biotecnológicas ya han empezado a desarrollar estas terapias comercialmente, con unos cuantos ensayos clínicos en fase I o II. El mayor es contra las infecciones de las quemaduras, pero ya hay en el mercado otros fagos contra las bacterias que contaminan la comida.

Investigadores del Instituto Eliava, en Georgia, especializado en fagos.
Investigadores del Instituto Eliava, en Georgia, especializado en fagos. / VANO SHLAMOV (AFP)
Los fagos fueron descubiertos de forma independiente por el británico Frederick Twort, en 1915, y el francés Félix d'Herelle, en 1917, aunque fue este último quien acuñó el nombre bacteriófago (literalmente, que come bacterias). Son las entidades biológicas más abundantes y diversas del planeta: hay diez de ellos por cada bacteria que puebla los océanos. Los más típicos consta de una cabeza, que contiene el ADN del virus, y una cola que utilizan para reconocer a la bacteria, adosarse a ella e inyectarle el material genético. Ry Young y Jason Gill, de la Universidad de Texas A&M, han resumido en Science el estado de la cuestión.
La estrategia industrial convencional sigue siendo la misma que utilizó D'Herelle originalmente: aislar fagos naturales de diversos entornos, examinar su actividad contra las principales bacterias patógenas y ponerlos a prueba como agentes antibacterianos en animales de experimentación. Pero se están abriendo camino otros enfoques que no se basan en los fagos completos, sino en algunos de sus componentes aislados, como las lisinas y las tailocinas.

La mayor parte de los nuevos agentes se están desarrollando contra las infecciones en las que las resistencias a los antibióticos suponen un problema grave desde hace años, como las de pulmón o riñón
Estas dos proteínas (enzimas) están implicadas en el mecanismo de ataque del fago a su huésped bacteriano. Las tailocinas (de tail, cola en inglés) forman la cola del fago, la estructura con la que seposan sobre su víctima. Las lisinas rompen la pared de la bacteria para permitir que el virus le inyecte el ADN en su interior. Ambas tienen efectos letales sobre el huésped, y pueden manipularse por medios genéticos para redirigirse contra una variedad de bacterias distintas.
La mayor parte de los nuevos agentes antibacterianos se están desarrollando contra las infecciones en las que las resistencias a los antibióticos suponen un problema grave desde hace años. Un buen ejemplo es Pseudomonas aeruginosa, responsable de algunas infecciones muy graves de pulmón y riñón extraordinariamente resistentes a los antibióticos. Otros ejemplos son Staphylococcus aureus, causa común de infecciones de piel y respiratorias y responsable de algunas intoxicaciones; y Clostridium difficile, causante de un tipo de colitis a menudo muy resistente a los antibióticos.

Algunos productos basados en fagos están ya en el mercado para ayudar a la industria alimentaria a evitar contaminaciones
Aunque hay varios candidatos a fármacos basados en fagos que han llegado a ensayos clínicos de fase I (para determinar si el cuerpo los tolera) o fase II (para establecer su eficacia a pequeña escala), el más avanzado es el estudio Phagoburn para el tratamiento de las infecciones que acompañan a las quemaduras. Está financiado por la Comisión Europea, arrancó en 2013, implica a la biotecnológica francesa Pherecydes Pharma y a una decena de hospitales franceses, belgas y suizos. Su conclusión está prevista para junio del año que viene.
De hecho, algunos productos basados en fagos están ya en el mercado, aunque no para tratar pacientes, sino para ayudar a la industria alimentaria a evitar contaminaciones por las cepas bacterianas Escherichia coli O157:H7 y Listeria monocytogenes. Los procedimientos regulatorios son menos exigentes y prolongados en estos casos, ya que no se precisan ensayos clínicos.
  • Enviar a LinkedIn
  • Enviar a Google +

    Vida ignota en lo más profundo (I)

    Quedan gran cantidad de especies por descubrir en los fondos marinos que superan profundidades de 100 metros

    La dificultad que entraña la observación directa y la realización de estudios sobre la vida marina de las zonas profundas hace que todavía no se conozcan muchos aspectos de la vida en el mar. Un buen ejemplo de ello es la gran cantidad de especies que todavía quedan por descubrir, principalmente dentro de las formas de vida más simples.
    Para observar y obtener imágenes reales de los fondos marinos a profundidades que superen los 100 metros se requiere de aparatos y tecnologías especiales. Básicamente los equipos son de dos tipos, uno son los denominados ROV, vehículos dirigidos desde la superficie y que van provistos de cámaras y sensores para el registro de datos oceanográficos y toma de muestras, por otra parte, están los submarinos de observación e investigación tripulados por una o por varias personas.
    Los cañones submarinos son profundas gargantas abiertas en el talud perpendiculares a la línea de costa
    Este es el caso del Jago, un submarino científico del equipo IFM/GEOMAR que, dentro del proyecto Life+ Indemares, elInstituto de Ciencias del Mar de Barcelona ha utilizado en distintas ocasiones para estudiar los fondos de la Costa Brava, especialmente el cañón submarino del Cabo de Creus y el de Palamós.
    Los cañones submarinos son profundas gargantas abiertas en el talud, generalmente perpendiculares a la línea de costa y que tienen fuertes pendientes. Estos estrechos valles comunican la plataforma continental con los grandes fondos marinos.
    El cabo de Creus tiene una estrecha plataforma continental. A unos 100 metros de profundidad se encuentra el inicio de un cañón que se dirige hacia el Este y llega a los 2000 metros de profundidad.
    Las imágenes obtenidas por el equipo del ICM de Barcelona y del Jago Team a 250 metros de profundidad nos permiten observar la gran concentración de vida marina que vive en esta zona eternamente oscura.
    La corriente marina Liguro-Provenzal recorre el golfo de León en dirección contraria a las agujas del reloj y aporta a las aguas próximas al cabo de Creus una gran cantidad de nutrientes procedentes del río Ródano y de otros ríos más pequeños que desembocan en este golfo.
    Muchas comunidades marinas han desaparecido debido al impacto de las actividades humanas 
    La dinámica marina específica de esta zona y los nutrientes disueltos en el agua permiten el desarrollo de densas poblaciones de fitoplancton que son el alimento indispensable para otros organismos planctónicos y la base de una red trófica altamente productiva.
    Entre los innumerables estudios y observaciones sobre las comunidades marinas de la plataforma continental realizadas por los científicos del proyecto Life+ Indemares cabe destacar el estudio de una de las comunidades marinas de corales de aguas frías mejor conservadas del Mediterráneo y en las que se halla una gran cantidad de colonias de las especies Madrepora oculata y Lophelia pertusa, entre otras.
    Estas comunidades tienen una gran importancia ecológica puesto que forman estructuras tridimensionales en las que muchos pequeños organismos encuentran alimento, refugio y un lugar donde reproducirse. Esta gran cantidad de invertebrados atrae a otros invertebrados y peces.
    Aunque estos arrecifes profundos tienen un papel trascendental en el ciclo de la vida marina, en muchas zonas estas comunidades han desaparecido debido al impacto de las actividades humanas, asunto que trataremos próximamente.

    En el vídeo se muestra un pequeño recorrido dentro del cañón del cabo de Creus. Estas imágenes fueron grabadas a 250 metros de profundidad por el equipo del Jago Team del IFM/GEOMAR y por los biólogos del ICM-CSIC que participaron en la campaña LIFE+ INDEMARES.

    2º BACHILLERATO. MEIOSIS


    2º BACHILLERATO. CICLO CELULAR


    2º BACHILLERATO. CÉLULA PROCARIOTA



    Margarita Salas: “Un Ministerio de Ciencia es esencial”

    La científica se lamenta de que durante la campaña no se hable de ciencia

     Madrid 6 DIC 2015Recomendar en Facebook
    • Enviar a LinkedIn
    • Enviar a Google +
    • Comentarios

    IMAGEN: C. ROSILLO, EDICIÓN: L. ALMODÓVAR, REDACCIÓN: R. H. BRETÍNar
    Margarita Salas (Canero, Asturias, 1938) trabaja en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, es miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y de la Real Academia Española.
    PREGUNTA. ¿Dónde queda la ciencia en la campaña electoral?
    RESPUESTA. Desaparecida, casi no se menciona. Lo más que he oído es hablar es de innovación -que está muy bien- pero la innovación sin ciencia básica no sirve. Esta es a la que hay que apoyar, de ella salen los resultados que dan lugar a innovaciones.
    P. ¿Está al tanto de los programas electorales? ¿Algún partido le ha pedido consejo para elaborar un proyecto en pro de la ciencia?
    R. No los conozco y no, a mí nunca me han pedido colaboración, pero sí somos los profesionales los que más podemos aportar. Hace unos días se aprobó la creación de la Agencia Estatal de Investigación, tendrá un consejo rector con varios investigadores y será dirigida por un científico de reconocido prestigio -por lo menos eso es lo que hay sobre el papel-. Si se lleva a cabo es un avance importante.
    P. La veo incrédula, ¿por qué no se fía?
    R. Depende de quien llegue tras las elecciones. Ya he oído quejas porque se haya aprobado ahora, los científicos decimos: “Más vale tarde que nunca”.
    Margarita Salas vista por Sciammarella.
    P. Hágale una petición al Gobierno que salga del 20-D.
    R. Más financiación. Estamos en el 1,24% del PIB cuando la media de la Unión Europea es el 2%. Estamos muy a la cola. Necesitamos un aumento de presupuesto para llegar a ese 2%. Creo que es asumible.
    P. ¿Y no le pediría también un Ministerio de Ciencia?
    R. ¡Claro, es esencial! Cuando empezó la legislatura y nombraron los ministros, me pregunté: “¿Dónde está el de ciencia?”. Luego ya me enteré que habría una Secretaría de Estado dentro del Ministerio de Economía y Competitividad. Es muy distinto tener un ministro o ministra que vaya a los Consejos de Ministros y que, como se suele decir gráficamente, dé un puñetazo sobre la mesa para reclamar más inversión en investigación. Un secretario de Estado solo puede protestarle al ministro. Y el de Economía y Competitividad [Luis de Guindos] tiene mucho a sus espaldas y la ciencia no ocupa un lugar prioritario.
    P. Además de ser una renombrada científica, es también miembro de la Real Academia Española, ¿cómo ve el trato que están recibiendo las asignaturas de Humanidades en los planes de estudios?
    R. Creo que la elección temprana de algunas materias es contraproducente. Hay que estudiar de todo; adquirir una formación lo más amplia posible. No relegaría ninguna asignatura, lo ideal es que todas fueran comunes y que hubiera que decidir lo más tarde posible.
    P. ¿Qué características de un investigador podría adoptar un candidato a La Moncloa?
    R. Siempre le digo lo mismo a los que llegan al laboratorio: “La investigación requiere dedicación y entusiasmo”. Es aplicable a cualquier ámbito, también para el futuro Presidente. Nosotros trabajamos en equipo, nos reunimos todos los viernes y exponemos lo que tenemos. Es importante la colaboración, discutir, hacer crítica constructiva, proponer ideas, esto también sería bueno para el nuevo Gobierno, siendo varios partidos hay más opiniones.
    P. ¿Cuál sería su pacto ideal?
    R. Yo solo sé del pacto de Estado por la ciencia [Salas no quiere hablar de partidos políticos]. Ya lo propusimos antes de las elecciones de 2004, todo el mundo estaba de acuerdo; pues acaba 2015 y no lo tenemos. Espero que los políticos se unan para temas importantes como este pacto de Estado, otro por la educación y por la sanidad. Se habla mucho pero se hace poco. No son asuntos de una legislatura, son a largo plazo.
    P. ¿Cualquier tiempo futuro será mejor?
    R. Eso espero.

    martes, 1 de diciembre de 2015

    martes, 24 de noviembre de 2015

    ¿Quién es Lucy, la australopiteco?

    Hace 41 años un grupo de paleontólogos descubrió en Etiopía los fósiles de un humanoide de 3,2 millones de años de antigüedad

    Lucy, la australopithecus
    Representación de la famosa hembra de australopiteco de hace 3,2 millones de años bautizada Lucy / DAVE EINSEL (GETTY IMAGES)r
    Lucy es el esqueleto más famoso del mundo. Hace 41 años, un grupo de paleontólogos descubrió en Hadar, al noreste de Etiopía, el conjunto de restos fósiles de un australopiteco que vivió hace 3,2 millones de años. Era una hembra de 1,1 metros de altura y se trató del primer hallazgo de un humanoide en buen estado que logra explicar la relación entre los primates y los humanos.
    Los trabajos de rescate recuperaron el 40% del esqueleto y tras varios estudios se confirmó que esta Australopithecus afarensis ya caminaba en dos extremidades inferiores. Lucy tiene los pies arqueados como los humanos actuales, lo que indica que era bípeda y que su especie había dejado de trepar árboles como los primates. El hallazgo la ubica como un ancestro de los Homo sapiens y también como una conexión evolutiva con los primates.
    Era el 24 de noviembre de 1974 cuando se hizo el descubrimiento y en la radio sonaba Lucy in the sky with diamonds, el éxito de los Beatles, así que al paleontólogo Donald Johanson le pareció buena idea darle un nombre al grupo de huesos que, según indicaban las primeras investigaciones, pertenecían a una sola persona. La nombró Lucy y con el apelativo siguió la fama. Tras este descubrimiento se han encontrado más de 250 fósiles de al menos 17 individuos en la misma región.
    Los restos permanecen en el Museo Etíope de Historia Natural en Addis Abeba en una cámara de seguridad a la que el público no tiene acceso. Sin embargo, el Gobierno etíope decidió en 2007 sacar el esqueleto del resguardo para llevarlo en una gira por Estados Unidos. Durante siete años, Lucy viajó por varias ciudades y cientos de personas pudieron observar los trozos de cráneo, costillas, pelvis y fémur del ejemplar.
    En 2015, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, visitó Etiopía y las autoridades le permitieron observar directamente el esqueleto y tocarlo.

    La soledad debilita las defensas

    Los leucocitos de las personas que se sienten solas reducen su respuesta contra los virus

    La soledad se ceba en especial con los ancianos y hasta un 14% de ellos muere de forma prematura. / SERGEI SUPINSKY (AFP PHOTO)

    Para los animales sociales como los humanos, la soledad suele ser un estado patológico. De hecho, existe una relación entre aislamiento y enfermedad confirmada por centenares de estudios. Pero no está tan claro como se produce esta conexión. Ahora, investigadores estadounidenses han demostrado que en las personas que se sienten solas los genes relacionados con el sistema inmunitario se expresan de forma que lo debilitan ante las infecciones.
    La soledad, en el sentido de aislamiento social no escogido, se ha relacionado tradicionalmente con impactos negativos en la salud mental. Suele ir aparejada de sentimientos de angustia, depresión y estrés. En el caso de los mayores, los que viven solos, muestran un 14% de aumento del riesgo de muerte prematura, según un estudio del psicólogo de la Universidad de Chicago, John Cacioppo, autor de varios libros sobre la soledad y uno de los precursores de la llamada neurociencia social. En España, cuatro millones de españoles sufren la soledad.
    Cacioppo, junto a colegas de dos universidades californianas, ha indagado en los cambios a nivel genético que podría provocar la soledad. En particular, se centraron en la expresión de los genes (transcripción genética) que tienen que ver con la formación de los monocitos, los glóbulos blancos más grandes de los que dispone la sangre. Generados en la médula ósea, se dispersan por el torrente una vez madurados para convertirse en el armazón del sistema inmune.
    La expresión de los genes vinculados con el sistema inmune se ve influida por hechos sociales como la soledad
    En un trabajo previo, este grupo de científicos había descubierto una conexión entre la soledad y un fenómeno que ellos llamaron respuesta transcripcional conservada ante la adversidad (CTRA, por sus siglas en inglés) y que se podría ver como la reacción genética a la soledad. Esta particular respuesta se manifiesta en una mayor expresión de los genes que intervienen en la inflamación, una de las señales de alerta ante la infección. En paralelo, se produce una menor expresión de los genes dedicados a la respuesta contra virus. 
    Los investigadores han estudiado ahora esta respuesta tanto en un grupo de humanos como en ejemplares de macaco Rhesus (Macaca mulatta), uno de los primates más sociales que hay y para los que el aislamiento forzado es uno de los mayores castigos. Entre los humanos, 141 ciudadanos de Chicago (EE UU), la cuarta parte se reconocieron socialmente aislados en la escala de la soledad que creó la Universidad de California Los Angeles hace unas décadas. Para los macacos, estudiaron la posición y relaciones sociales de varias decenas de ellos para determinar cuáles se sentían solos.
    Una vez identificados, los científicos analizaron la expresión de varios genes relacionados con los monocitos en varios momentos de los cinco años que abarcó el estudio. Tal y como publican en PNAS, vieron que, aquellos que decían sentirse solos reproducían el fenómeno CTRA. Es decir, mostraban una programación genética caracterizada por un aumento de la respuesta inflamatoria a la par que un descenso de la expresión de los genes relacionados con la reacción ante los virus.
    En monos, los aislados presentan menores defensas contra el virus de inmunodeficiencia en simios
    "También hemos visto que vivir en soledad, predice una expresión de los genes tipo CTRA medida un año más tarde", escribe Cacioppo. Aún más sorprendente, la soledad y la expresión de los genes vinculados a los leucocitos parecen tener una relación recíproca, influyéndose la una a los otros. Es como si tener glóbulos blancos debilitados pudiera predecir que uno va a sentirse solo meses después. "Estos resultados son específicos del sentimiento de soledad y no se pueden explicar por una sintomatología depresiva, estrés o apoyo social", explica el psicólogo estadounidense.
    Con los estudios con macacos creen explicar cómo se produce esta conexión entre una situación social (la soledad) y su correlato físico (la salud). En la orina de monos catalogados como en soledad, encontraron elevados niveles de restos de un neurotransmisor conocido como norepinefrina. Esta sustancia, que también funciona como hormona, interviene en el mantenimiento del estado de alerta ante las amenazas. Su rol en el sistema inmune consiste en estimular a las células madre de la médula ósea para que generen y pongan en circulación más y más monocitos que acaban en el torrente sanguíneo antes de tiempo.
    Comprobado el mecanismo celular que conecta soledad con sistema inmunitario, los investigadores fueron un poco más allá. Con sus datos de conducta y de expresión de los genes, infectaron a 17 macacos con el virus de inmunodeficiencia en simios, emparentado con el VIH de los humanos. Aunque la muestra no era muy grande, comprobaron que los macacos que se sentían solos mostraron una peor respuesta contra el virus. En cuanto a los humanos, aunque harán falta más estudios, Cacioppo recuerda que ya se ha demostrado que "las personas son mas susceptibles a los virus de las vías respiratorias cuando están solas".

    jueves, 19 de noviembre de 2015

    1º BACHILLERATO. CLASIFICACIÓN DE LOS SERES VIVOS


    ¿Cómo es el agua que tenemos bajo nuestros pies?

    Se publica el primer estudio que muestra todos los acuíferos escondidos bajo tierra

    Depósitos de aguas subterráneas
    Algunos de los más grandes depósitos de aguas subterráneas se encuentran en la cuenca del Amazonas, el Congo, Indonesia, y el norte y centro de América / ADAM BAKER
    • rdar
    Las aguas subterráneas son uno de los recursos naturales más explotados, y uno de los más codiciados, y su edad puede oscilar desde meses a millones de años. Por primera vez, y tras algunos cálculos del volumen global de aguas subterráneas realizado en los años setenta del siglo pasado, un grupo internacional de hidrólogos ha realizado la primera estimación basada en datos de la presencia total de las aguas subterráneas en la Tierra.
    El estudio, publicado hoy en Nature Geoscience, ha sido liderado por Tom Gleeson, investigador de la Universidad de Victoria (Canadá) junto a otros investigadores de la Universidad de Texas (EE UU), la Universidad de Calgary (Canadá) y la Universidad de Gotinga (Alemania).
    La mayor parte del estudio muestra la historia de los acuíferos recientes. “Menos del 6% del agua subterránea que se encuentra en los dos primeros kilómetros desde la superficie de la Tierra se renueva durante en el transcurso de vida de una persona”, explica Gleeson.ublicidad
    “Sabemos que los niveles de agua de muchos acuíferos están cayendo, lo que significa que estamos usando nuestros recursos de agua subterránea muy rápido, más rápido de lo que se están renovando”, indica. 
    La investigación proporciona información importante para la gestión del agua y el desarrollo de políticas medioambientales, así como para científicos cuya área de investigación sea la hidrología, la ciencia atmosférica, la geoquímica y la oceanografía. “El mapa puede ayudar a mejorar la gestión de los recursos de aguas subterráneas de un modo sostenible”, añade.
    Tras estudiar múltiples bases de datos (en las que se incluyen los datos de cerca de un millón de cuencas), y más de 40.000 modelos de aguas subterráneas, el estudio ha calculado que existe un volumen total de 23 millones de kilómetros cúbicos de aguas subterráneas de los cuales 0,35 kilómetros cúbicos tienen menos de cincuenta años.
    ¿Por qué es importante diferenciar el agua antigua de la moderna? Tanto una como otra son fundamentalmente diferentes en la forma que interactúan con el resto del agua y los ciclos climáticos. El agua antigua se encuentra en zonas más profundas y se utiliza habitualmente en la agricultura y la industria. A veces contiene arsénico o uranio y normalmente es más salada que el agua de mar. "En algunas partes, el agua salada es tan vieja, y está tan aislada y estancada que no es renovable", dice Gleeson.
    El volumen de agua subterránea moderna contiene todos los otros componentes del ciclo activo del agua y es un recurso más renovable pero, debido a que está más cerca del agua de la superficie y se mueve más rápido que el agua antigua, también es más vulnerable al cambio climático y a la contaminación procedente de la actividad humana.
    Los mapas del estudio muestran la mayor parte del agua subterránea moderna en regiones tropicales y de montaña. “Las zonas azules oscuras del mapa corresponden al agua subterránea que es rápidamente renovada. Las zonas azules claras indican las zonas donde la mayor parte del agua subterránea está estancada y no es renovable”, señala el investigador.
    Menos del 6% del agua subterránea que se encuentra en los dos primeros kilómetros desde la superficie de la Tierra se renueva durante en el transcurso de vida de una persona”
    Algunos de los más grandes depósitos están en la cuenca del Amazonas, el Congo, Indonesia, y el norte y centro de América a lo largo de las Montañas Rocosas y la cordillera occidental hasta el final de América del Sur. Las altas latitudes del norte están excluidas de los datos porque el satélite no las cubre. En cualquier caso, esta zona es en gran parte una gran capa de hielo con poca agua subterránea bajo ella. No sorprende a los investigadores que la menor parte de agua subterránea moderna esté en regiones más áridas como el Sáhara.
    “De forma intuitiva, esperamos que las áreas más secas tuvieran menos agua subterránea joven y que las zonas más húmedas tuvieran más, pero antes de este estudio todo lo que teníamos era una intuición. Ahora, tenemos una estimación cuantitativa que comparamos con las observaciones geoquímicas”, indica Kevin Befus, coautor del estudio. 
    El próximo paso de los investigadores consistirá en diseñar un cuadro completo de cómo de rápido estamos agotando tanto el agua subterránea antigua como joven, para analizar el volumen de agua subterránea con relación a cuánta está siendo usada y gastada.
    “Nuestro estudio ponen de manifiesto que nuestros recursos de aguas subterráneas jóvenes son un recurso finito que tenemos que manejar mejor”, concluye Gleeson.
    “Cuando sepamos cuánta agua subterránea está siendo gastada y cuánta hay, seremos capaces de estimar cuánto tiempo disponemos hasta que nos quedemos sin ella”, indica Gleeson. Para hacerlo, los investigarán harán otro estudio futuro usando un modelo a escala global.

    lunes, 16 de noviembre de 2015

    1. 6

      Superficie

      Dos pescadores de Papúa Nueva Guinea.

    Viaje al fondo de los océanos

    David Doubilet ha recorrido más de 70 países explorando el enigmático mundo submarino. Sus instantáneas desvelan los misterios que habitan bajo la superficie del mar

    Esta es una inmersión en sus 50 años de trayectoria como fotógrafo

    Vídeo: El País / Foto: 'Pingüinos juntos sobre el hielo'. / DAVID DOUBILETar
    Un submarinista en medio del azul. Una bandada de barracudas que le cercan. Un brazo que se estira, casi, hacia la luz. David Doubiletcapturó Círculo de barracudas al final de la década de los sesenta, cuando aún estaba dando sus primeros pasos como fotógrafo. La imagen se ha convertido en sinónimo involuntario de toda una carrera.
    Vista de lejos, la instantánea se asemeja a un ojo. Al ojo inmenso de un fotógrafo que solo presta los suyos para el inmenso azul.
    Aquel día, sol radiante, Doubilet buceaba por pacíficas aguas, las de la costa de Nueva Irlanda, en Papúa Nueva Guinea. De pronto, vio que se le acercaban las barracudas. Siete barracudas.
    La estrategia defensiva de estos peces carnívoros consiste en rodear aquello que constituye una amenaza. Y así lo hicieron. Esos ejemplares de afilada dentadura, llamados tigres de los mares, empezaron a ejecutar una circular coreografía en torno al entonces joven fotógrafo neoyorquino.
    Y Doubilet enseguida lo vio. Ahí había una foto: un buceador rodeado de barracudas visto desde abajo. Qué imagen. Necesitaba a alguien en su lugar para sumergirse y capturar el instante. “¡Yo estaba en medio de mi propia foto!”, recuerda el fotógrafoestadounidense en conversación telefónica desde Baltimore, pocas horas antes de pronunciar una conferencia.
    A los peces no les gustan las fotos. Para ellos eres una criatura extraña que hace ruido y burbujas”
    Se acercó a Toledo, la embarcación que le había llevado hasta aquel rincón del Pacífico Sur, y le pidió a su capitana, Dinah Halstead, que se zambullera con él. Y de vuelta al agua.
    “Lo normal es que las barracudas se alejen del lugar ante una situación como esa, pero ahí seguían”, recuerda el fotógrafo, nacido el 28 de noviembre de 1946. Tardaron poco en rodear, esta vez, a la capitana. Raudo, en pos de la instantánea soñada, Doubilet se sumergió unos 60 pies hacia las profundidades. Al llegar abajo, se giró y enfocó hacia arriba. Entonces ocurrió uno de esos accidentes felices de la vida. La capitana alargó una mano. “Eso es lo que hace que la foto funcione”.
    Círculo de barracudas es la imagen icónica de Doubilet, la instantánea que le acompaña allá por donde va. Forma parte de Océanos, exhaustiva retrospectiva que el Festival Mar de Mares de A Coruña dedica en estos días, y hasta finales de mes, al fotógrafo estadounidense. Un recorrido por sus 50 años de trayectoria como colaborador de la revista National Geographic a través de sus 100 mejores instantáneas.
    Doubilet, que empezó a tomar fotos submarinas a los 12 años, envolviendo una cámara Brownie Hawkeye en una funda de plástico de anestesista para evitar la entrada de agua, está considerado como uno de los mejores fotógrafos submarinos del mundo. Bahamas, Nueva Zelanda, Canadá. Anguilas, tiburones blancos gigantes, rayas venenosas. Desde 1969, fecha de su primera colaboración con la publicación estadounidense, ha recorrido 70 países y publicado 12 libros, el último de los cuales, editado junto a su mujer y compañera de aventuras, la bióloga y fotógrafa Jennifer Hayes, recibe el título deFace to Face with Sharks (cara a cara con los tiburones).
    Anémona rosa capturada en las aguas de Papúa Nueva Guinea. / DAVID DOUBILET
    Cuenta Doubilet que los tiburones, sí, son peligrosos, pero que el momento de mayor apuro lo vivió en el delta del río Okavango, en Botsuana. En el fango de esas aguas que una vez al año, con las crecidas, se convierten en materia cristalina estuvo en 2004 tomando unas fotografías nocturnas que le permitieron ver brillar los ojos de los cocodrilos bajo el agua. “Tenías la sensación de que en cualquier momento podía ocurrir algo a tus espaldas”, rememora. “Tuvimos suerte. Y buenos guías. Es un lugar en el que muy poca gente ha conseguido hacer fotos”.
    Doubilet es un especialista en captar instantáneas que nos muestran la superficie y lo submarino simultáneamente; lo que todos vemos y lo que se esconde debajo. “Cuando estás bajo el agua y miras directo a la superficie, esta se comporta como un extraño cristal. Incluso si lo haces en una piscina, con unas gafas, cualquiera que pasee por el borde parece un picasso”.
    Tras una dilatada trayectoria, ya puede decir, sin temor a equivocarse, que a los peces no les gustan las fotos. “Para el 90% de los animales marinos eres una enorme criatura extraña que hace ruido, burbujas y que empuja una máquina amenazante”. La parafernalia con la que Doubilet se pasea por los fondos oceánicos, del tamaño de un microondas –tal y como él la describe–, no resulta la mejor carta de presentación posible para hacer amigos subacuáticos.
    Para conseguir una buena imagen en un elemento 700 veces más espeso que el aire, dice, hay una clave: “El truco es pensar que no eres un paparazi, sino un retratista”.
    Preocupado por la degradación del medio ambiente, Doubilet agradece a la revista National Geographic su apuesta por el periodismo de fondo, en tiempos en los que la rapidez gobierna, y recuerda que una fotografía puede cambiar las cosas. Como aquellas que hizo en Palau, Micronesia, y que ayudaron a despertar la conciencia de la necesidad de crear un parque nacional. “Las fotos de A Coruña se pueden ver, espero, como una forma de arte; pero también como el poder del cambio. Las fotografías son poderosas. Queremos abrir los ojos del mundo al océano”.
    elpaissemanal@elpais.es
    • Enviar a LinkedIn0